Tengo plena conciencia de que mi mamá nos extraña a Yessica y a mí, todos los días que amanece el sol. No algunos días; no cuando esta pasándola mal o cuando esta sola. Siempre es siempre. Se que comprende que nuestra ausencia forma parte del libreto de la vida… Dios nos lo va escribiendo y nosotros vamos actuandolo día por día. Ella sabe que no estamos lejos por maldad, o por no desear estar junto a la familia… Se trata de un asunto de vida. Pero eso no la consuela de extrañarnos a rabiar. Permita Dios que pronto podamos tenerla de visita con nosotros aquí.
Pero esa ausencia nuestra es “temporal”. No estaremos separados toda la vida nos reuniremos siempre que podamos.
Me es imposible no recordar a una buena amiga que tiene a su “Pequeñin” estudiando en Texas. Tiene un beca por ser muy destacado en una disciplina deportiva. Me consta cuanto lo extraña pero por encima de eso y los sacrificios que hacen para hacer realidad su permanencia allá esta la convicción de que todo cuanto esta viviendo es lo correcto. Hace unos días, volvió a Florida para una competencia en Daytona Beach. Llegaba al aeropuerto de Orlando y salia de inmediato al lugar de la competencia (lo cual por estar con el equipo, no lo dejaría pasar “la noche en casa” como sé, era su deseo o el de su familia). He pensado mucho mientras escribo esto en una petición “fabulosa” que le hizo a su “mami”: “Ve al aeropuerto y llévame una olla inmensa de arroz con habichuelas”. Estoy seguro que no habría poder humano que se interpusiera esa noche entre una madre con una olla enorme del mejor arroz con habichuelas y su pequeño.
Mientras él esperaba su madre trabajaba con el mas dedicado amor en complacerle y aunque él no la vea todos los días estoy seguro que sabe que su mamá todos los días esta “trabajando para él y extrañándolo”.
En esto medito hoy. Jesús NO ESTÁ con nosotros… su cuerpo yace muerto en un sepulcro nuevo propiedad de un hombre natural de Arimatea llamado José. Pero aunque no lo vemos. Sigue “extrañándonos”, sigue “trabajando para nosotros”.
“—Mi Padre aún hoy está trabajando, y yo también trabajo”. (Juan 5:17)
Mientras en la tierra se piensa que satanás ha logrado una gran victoria, mucha gente se entrega al desanimo pensando que Jesús pudo haber sido el “Mesías” prometido. Pudo haber sido el “Ungido” de Dios, pero las autoridades sofocaron su “movimiento” logrando su muerte. Debajo de la tierra suceden cosas bien diferentes. Con una espada de fuego y haciendo al infierno temblar con cada paso que se acerca. Jesús llega a “liberar” a los “justos” cautivos por el enemigo desde el comienzo de los tiempos. Una sin igual demostración de, cómo el que se cree vencedor termina vencido.
Para nosotros es fácil conmemorar estos días, pues ya conocemos el curso de los acontecimientos. Sabemos que esta ausencia temporal terminará en un estallido de gloria. Pero para aquellos que esperaban la resurrección de Jesús (quien era en todo sentido “la ultima esperanza”) sin conocer si sucedería o no, era más un asunto de fe.
Que mientras Jesús se encuentre ausente “trabajando” nos mantengamos según su recomendación “velando y orando” a la espera del Conquistador glorioso que
“despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15)
Ven Señor Jesús…