(Casi) Cuatro años de ausencia… sólo algo o alguien especial podía romper el silencio en mi blog personal. Esta entrada esta dedicada a ella… estoy seguro de que la va a leer. Quizá no del modo convencional pero creo firmemente en que si la gente que la conoció y estimó, la recuerda… mi mamá está presente en ese recuerdo. Así querido lector, cuando te encuentres con ella en tu recuerdo mientras lees mi carta de HASTA LUEGO… dile con este escrito que estoy bien y que espero mucho el momento en que la pueda abrazar de nuevo. Advierto a los que sólo la conocieron ‘de lejitos’ que quizá esto sea demasiado largo para ti… te hago el favor de advertirte para que dejes de leer ahora mismo y sigas dandole al dedito para arriba y para abajo buscando algo interesante que leer en tu Facebook o Instagram.
Mi abuelo Ramón y mi abuela Alicia no pudieron tener mejor tino en ponerte el nombre mami. De origen hebreo, ‘Amaris’ significa “concedida por Dios” o “dada por Dios”. Si alguien alguna vez tuvo el nombre bien puesto… esa fuiste tú! Que regalazo del Altisimo recibimos en ti. El libro de Job (Job 1:21) dice: “Dios dio y Dios quitó, bendito sea el Nombre del Señor”. Hoy escribo para bendecir el nombre de Dios porque te llamó y no nos dio la oportunidad de que durmieras en el cuarto de nuestra casa que tantas ganas tenias de visitar. Su fidelidad es para siempre mami… ahora llenas, no el cuarto de huéspedes sino toda la casa con tu eterna necesidad de hacer un arreglito para guindar. Sus planes son mejores que los nuestros. Ahora estas aquí sin visa que expire ni pasaporte por renovar.
Mucha gente querida me ha dicho que ‘espere el momento en que me voy a derrumbar extrañándote’. Interesantemente, ahorita estoy haciendo todo lo humanamente posible para que pase y no pasa. Escribo sentado en un Starbucks, y en mis audífonos escucho LÁGRIMAS de José José. Cuando era niño, te recuerdo haber llegado a casa con ese long play… crecí poniéndolo en el tocadiscos para ti y aprendí a apreciarlo (hasta el día de hoy gracias a ti y a mi papá, fui un viejo prematuro. Juan Gabriel, Sandro, José José, Los Ángeles Negros y José Luis Rodriguez son como ídolos de la música para mi). Esa canción inunda mi alma de recuerdos pero todos son bonitos y no me dejan derramar una lágrima por ti (al menos no de tristeza). Podría contarte tantos recuerdos que tengo grabados en mi mente y que nunca te explique como influenciaron mi vida de niño e impactaron la persona que hoy soy. Como tengo todo el tiempo del mundo voy a contarte tres:
- Cada fin de semana, era una rutina tan divertida ir a casa de mi abuela Alicia y mi Abuelo Ramón… No por las peliculas de Super Ratón que mi Abuelo nos tenia preparadas en el VHS, no por las galletas encima de la nevera que mi abuela administraba, no por los helados que vendía mi tía Coromoto, que nos comíamos y nunca pagábamos (a menos que tú lo hicieras a escondidas, cosa que no me extrañaría saber a este punto). Un fin de semana cualquiera, ¿quién sabe por qué? mi papa no nos llevó como siempre… nos fuimos en autobús y entre Guacara y nuestro destino, se desencadenó literalmente el diluvio universal. Llovían truenos y rayos y yo dentro del autobús pensaba: ahora estamos bien pero ¿qué haremos cuando nos toque bajarnos? tendría yo 5-6 años. Llevábamos los bolsos con ropa, más tu eterna cartera inmensa, más Lili, mas yo. Providencialmente, al tocarnos nuestra ‘parada’ había dejado de llover pero las calles estaban inundadas hasta más alto de los tobillos. ¿cómo íbamos a ‘chapotear’ agua hasta casa de mi abuela? Los que me conocen saben que siempre he estado en la categoría de ‘bien robusto’ así que cargarme no era una posibilidad… quizás a Lili, pero ¿y los bolsos? y ¿y tu carterón?. De donde sacaste fuerzas hasta el día de hoy me lo pregunto. Nos cargaste a mi, a Lili, a los bolsos, a tu cartera y ‘chapoteaste agua hasta llegar a casa de mi abuela’. Ese día aprendí que harías lo que fuera por evitarnos un inconveniente por menor que fuera. Fuiste consistente con ello hasta el último día. Ese día conocí para siempre de TU PROTECCIÓN
- Ya habiendo superado la época en que me orinaba en la cama… tu paciencia en esa época no se comparaba ni siquiera con la estoica resistencia de aquel viejo colchón que tenia que ser ‘rotado’ diariamente para aguantar mi rio incontrolable. Fui del tipo ‘miedoso’ de niño y hubo una temporada en que los relámpagos me aterrorizaban. No eran frecuentes pero hubo una época en que prácticamente había tormenta cada noche. Eran tan fuertes, tan fuertes que una vez un rayo encendió nuestro televisor Zenith a color con tope de madera… fundiendo para siempre el botón de ENCENDIDO/APAGADO del aparato. Desde ese día, siguió funcionando (así de buenas eran las cosas de antes) pero para prenderlo o apagarlo teníamos que enchufarlo o desenchufarlo directamente con el cable al tomacorriente. Cuando irme a tu cuarto a acostarme en la alfombra cerquita de ti dejo de ser una opción… supongo (sólo supongo) que mi papa tuvo algo que ver con la prohibición, te dije que los relámpagos me asustaban y no me dejaban dormir. No dudaste en conseguir una solución. Conseguiste unas cortinas super gruesas y pesadas (como olvidar que eran azul pálido) y las pusiste a lo largo de toda el ventanal. Eran tan pesadas que el cortinero se arqueaba horrores y varias veces se vinieron para abajo cortinas, tubos, soportes, todo… pero eso no te detuvo. Pusiste refuerzos en el techo de concreto armado del apartamento con el taladro BLACK & DECKER ocre de mi abuelo. Las tormentas siguieron y el 90% del intimidante ‘flash’ de cada relámpago se disipó y yo pude dormir. Entendiste que debías pasar por ese inconveniente para hacerme sentir más confiado y ese día supe de TU COMPRENSIÓN
- Tuve una bicicleta color naranja marca ‘CALOICROSS’. Era excelente pero es más lo que la recuerdo dañada que funcionando. Una de esas epocas en que funcionó, andando en la plaza me tropecé con los ‘niños malos’ de la Urbanización… yo no calificaba en ese grupo, era más de los ‘nerds’. Aprendes a la mala a mantenerte lejos de ellos pero ese día, envalentonado con mi CALOICROSS me mofé de dos de ellos y saqué mi cuenta rápida: yo tengo la bici y ellos andan a pie… me meto con ellos y no me atrapan ‘más nunca’. ERROR: las bicis de ambos estaban detrás de unos arbustos. Me metí con ellos y la adrenalina me hizo pedalear confiado sin voltear. Cuando pensé que los había perdido de vista volteé sólo para darme cuenta de que estaban a menos de medio metro de mi. Mi angustia era extrema. Mi única salvación era llegar a mi edificio, rezando que la reja estuviera abierta. Se me dió lo primero, pero no lo segundo. La paliza que me dieron estos rufianes!!! Tú estabas regando las matas y viste todo desde la ventana, tengo vivo el recuerdo de tu voz gritando: Déjenlo, Déjenlo! gritabas para salvarme, y creo que ladraste tan fuerte que después de dos o tres golpes y patadas salieron corriendo. Yo abrí la reja sin prisa, entre lágrimas (ya no había apuro en entrar… ya para qué) subí para encontrarme con tus brazos que me decían: Ya, ya, yo estoy aquí y te cuido. Lloraste conmigo y me hiciste café con leche… fue una tarde perfecta. Ese día tuve la certeza de TU AMOR.
Tres de miles… Como ves, fuiste y seguirás siendo una influencia poderosa en todo lo que hago y pienso. Nunca voy a dejar de ponerte como ejemplo de sacrificio y servicio abnegado. A los que me preguntan no les admito que el COVID te ganó. De hecho pienso que le pateaste el trasero lo mas que pudiste. No dejo de pensar en las conversaciones intimas que tuviste con el Señor esos últimos días en el Hospital y cuanta la certeza tengo de que fuiste ‘soltando’ lo que tanto te movía a quedarte aquí para aceptar la invitación que Él te hizo de ‘entrar en Su gozo’. Todos aquí estamos bien mami… todos te extrañamos y todos estamos procesando esto de maneras diferentes pero ninguno puede decir que no nos haces falta. Bueno que tu presencia física no nos hace falta sería más preciso decir. Sigues pintando de ausencia mis tardes quien sabe hasta cuando. Sigue retumbando en mi corazón tu última nota de voz en la que me dices que ‘nos amas y que le pides a Dios que nos bendiga’ (así en un eterno tiempo presente porque ya tu no estas sujeta a ese limitante).
Juan Francisco tiene razón al desear que dejes de ser una estrella y que regreses… pero nosotros los niños (como él y como yo) somos egoístas así que no nos prestes atención por favor, quédate allá y ve hablándole a Dios de nosotros y de los sueños que aún tenemos y quisiéramos ver materializados y que tantos de ellos hubiesen sido aún más maravillosos si nos hubieras podido acompañar tú pero… Él necesitaba a alguien PROTECTORA, COMPRENSIVA y AMOROSA en el Reino Celestial a donde seguramente te recibieron mi Abuelo Ramón, mis Abuelas Alicia, Josefina y Elisa (TATA) y finalmente habrás podido sacarte la espina de ‘sobarle la espalda’ a mi tío Chicho. En esa cama solitaria te sorprendió el regalo de la vida eterna. Dios te sanó, no del modo que nosotros pensabamos que sucedería pero en ese momento… te quitó el virus y te dió tu corona. El cielo puede no ser mejor lugar sólo porque tú llegases esa mañana pero te digo que el mundo se siente un poquito menos luminoso sin tu presencia. Llenabas demasiados espacios mami… ¡demasiados!
Me voy a encontrar contigo… lo sé. No se cuándo, ni cómo. Ese día creo que haré lo que hace Adrián cuando pasa por el frente de tu foto: susurraré TATAAAAA y me dirás DO YOU CRAZY? Ayúdame, intercede por mí delante del trono. Quiero portarme bien para hacer sonreir a Dios y para que cuando nos encontremos allá arriba me preguntes: ¿Lo lograste? te pueda contestar: CLARO TONTA!
Bendición…