Hoy he despertado con incontrolables ganas de admitir que estoy cansado. Hago fuerzas a mi mismo para no escribir, pues mi propio intelecto me dice que en momentos en los que no existe quizás muchas cosas buenas que decir mejor es no decir nada, pero mi espíritu me obliga inevitablemente a admitir que en días como hoy no soy de los que ve el vaso “medio lleno”.
He comentado en oportunidades anteriores que me encuentro cada vez mas reñido con las teorías neo-cristianas del vivir permanentemente en victoria, me parece (con el perdón de sus fanáticos) como estar “drogado” de positivismo. La vida tiene valles… si no fuera así el salmo 23 no mencionaría a esos lugares como unos “(valles) de sombra de muerte”. No hablo desde una perspectiva depresiva. Se que Dios esta al control de cada una de mis situaciones pero aunque ninguna dificultad es eterna, algunas situaciones en nuestra vida se instalan en nuestra realidad o nuestro corazón por mucho tiempo mas del que nosotros mismos estábamos dispuestos a dar aposento. Y se quedan, y se quedan, y se quedan hasta que hacen preguntarte: sera que esto se va a acabar?. Esos días son posibles… no me da pena decir que yo vivo una temporada así en este mismo momento. Hay dos o tres asuntos que se estacionaron en mi vida y que han generado una carga de stress tremenda en mi corazón y aunque las combato con la Palabra y la oración muchas veces me debo declarar incapaz de ahuyentar reacciones, pensamientos o sentimientos depresivos. Extraño mucho la cercanía de hermanos que compartan mi misma espiritualidad con quienes conversar y compartir el peso de mis “pesares”. Mientras le imploraba a Dios que viniera y me visitara con su Espíritu para derramar su bálsamo sobre mi, me conseguí con esta poesía de Benedetti. He querido interpretar estas palabras como la forma que Dios uso para recordarme que El sigue aquí… respaldando como un loco enamorado mi causa.
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
Si no conocen el significado, supongo que en esta parte le toca al lector familiarizarse con la palabra RESILIENCIA y como yo estoy haciendo en este momento dar gracias por los duros momentos porque definitivamente, en ellos se forja la fe.
Un acto de amor, sólo uno tiene una alcance infinito en la economía de la gracia. Seguro que San Ignacio de Loyola no llego a imaginar el alcance de su “si” a Dios. Yo te leo con frecuencia y hoy sin poder animarte si puedo decirte que tu tampoco puedes medir el alcance de tu fidelidad. Dios no te va a probar pr encima de tus fuerzas, seguro que esto que vives es necesario y bueno para ti. Te lo dice quien ha emigrado y extraña como tu los pastos de casa.
Un abrazo.
Margot.
Wow! Gracias Yessi por acordarme leer el último escrito se Juancho…está “on point” de lo q yo hablaba aquel jueves. Juan, Dios continue bendiciendo este arte de desnudar el alma en una página…I love it!