Hacia dias no oraba con tanta sinceridad… Sonaba en mi carro la versión de la canción de Jesús Adrián Romero que una vez grabé con Brian en el cuarto de La Voz de Jesús: Mi Jesús, mi amado. Al legar a la parte que dice “quiero postrarme ante Ti, Jesús y en silencio reconocer que tu amor por mí, no merezco”. Salio natural no hubo preambulos, no comencé con un buen: Amado Señor Jesús (para quien no lo sepa, así comienzan el 80% de mis oraciones). Dije en voz alta poniendo pausa a la canción: “no puede experimentar mayor miseria el hombre, que trivializar su relación con Jesucristo”.
Podran llegar incontables contrariedades y llenarse su vida de problemas pero en el justo momento que hacemos a Dios nuestro igual hemos de cometer quiza el error mas grande de nuestra vida. Algunas veces antes de escribir “googleo” sobre el tema para documentar un poco mejor mis ideas que surgen de la oracion. Para mi sorpresa me consegui con algo que escribio San Juan Pablo II en su audiencia general del 3 de febrero de 1988 sobre esto. Me permito citar un fragmento:
9. Así, pues, Jesús se ha hecho verdaderamente semejante a los hombres, asumiendo la condición de siervo, como proclama la Carta a los Filipenses (cf. 2, 7). Pero la Epístola a los Hebreos, al hablar de Él como “Pontífice de los bienes futuros” (Heb 9, 11), confirma y precisa que “no es nuestro Pontífice tal que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, antes fue tentado en todo a semejanza nuestra, fuera del pecado” (Heb 4, 15). Verdaderamente “no había conocido el pecado”, aunque San Pablo dirá que Dios, “a quien no conoció el pecado, le hizo pecado por nosotros para que en Él fuéramos justicia de Dios” (2 Cor 5, 21 ).
Pensamos que como la escritura dice que Jesús se ha hecho semejante en todo a nosotros creemos que podemos nosotros despojarlo de su condición divina (en realidad se trata de una decisión soberana de Dios que escapa de nuestro control) Se hizo pecado por nosotros, claro que si. San Pablo lo afirma en su 2da carta a los Corintios pero olvidar que se despojó el mismo de su condición de Dios por misericordia a nuestra naturaleza pecadora sería como contar que existio un Martir como Maximiliano Kolbe sin explicar la dura realidad de su tiempo ni por que termino en un campo de concentración nazi. Se trata de un Dios que se “abaja”, que pudiendo mirar solo hacia arriba (o al menos siempre hacia el frente) decide mirar hacia donde estamos nosotros. Perdidos en nuestros intentos de ser buenos. Y como nos ama, se “ensucia”. Si alguna vez tropezara y cayera de una acera, si me levanta un algún conocido o me levantara una celebridad el fin practico es el mismo pero nunca seria material como para contarselo a los nietos: “hace 18 años en el 2015, una vez me caí tratando de subir una acera y un conocido me levanto”. Pero imaginense como sonaría a esto: “a mediados del mes de Julio de 2015, aunque fue hace 18 años recuerdo como si fuera ayer, una vez que trataba de subir una escalera me tropece con una piedrita y se me enredaron los pies, fui a caer a los pies de una persona con unos zapatos muy limpios que pasaba por ahi, le acompañaba toda una comitiva y con un gesto amable me tomo del brazo y ayudo a ponerme en pie mientras me zacudia el pantalon del polvo que se me habia pegado en mi rodada. Era el mismisimo Tom Hanks. Me pregunto si estaba bien y se aseguro que pudiera caminar por mi mismo antes de seguir su camino, ohhh jamás olvidaré la tarde que Tom Hanks me recogio del suelo”. He ahí una historia digna de un titular, algo que si me llegara a pasar muy probablemente sucedería una vez en mi vida.
Todos los dias del mundo caen al suelo centenares de miles de gentes que son asistidos por otro centenar de miles de gentes. Incognitos siendo recogidos por incognitos. Pero en un misterio muy profundo de Dios, en nuestra vida espiritual nuestras caidas son asistidas EN SU TOTALIDAD por alguien que es mucho mas que una celebridad. Jesús decide abajarse para ayudarnos… Dejó Tom Hanks de ser una celebridad por ayudarme a mi?, claro que no. Dejó de ser el ganador de dos Oscars a mejor actor por Forrest Gump y Philadelphia mientras me zacudia el polvo del pantalon? Nop. Que entonces lo hace una historia digna de recordar 18 años despues? Que una persona cuya condición no se caracteriza por andar levantando gordos de las aceras me haya hecho la caridad de ayudarme. Volviendo al asunto espiritual, el problema de nuestras caidas no esta en que caigamos (ya Dios sabia eso). El problema viene cuando nos damos cuenta de que caemos tan a menudo que “nos acostumbramos a la asistencia de Jesús”. Pasa entonces que pensamos que por levantarnos tantas veces Jesús pierde PERMANENTEMENTE (no temporal como sugiere la escritura) su condición Divina y se hace definitivamente uno como nosotros y luego le tratamos como a un igual. Que nos salve el propio Jesucristo de semejante blasfemia.
Observo con estupor, y me van a disculpar la critica a quienes acostumbren a tratarse con Dios de esa forma, gente que ora mas o menos asi: querido Chuchito, Papito Diosito, Panita Jesús, Chuito. Encuentro tales nombres en el limite de lo ofensivo. Poniendo las cosas en claro. Dios no es pana!!! Dios es el creador de universo, de ti (que me lees) y de mi. Dios no es mi amiguito, Dios es mi Señor y Salvador. No puedo tratarlo como el señor que me despacha el cafe todas las mañanas que, respetando su dignidad de ser humano merece toda mi consideracion pero al final del dia es un ser humano como yo. Hemos vanalizado a la figura de Cristo y ese era mi suplica en la mañana de hoy: que no me acostumbre a Ti, que por andar en “Tus cosas” me olvide de quien es Su Creador y Su Dueño, que por andar con “Tu gente” crea que eres “uno mas de la pandilla”. Tu eres la persona más importante de mi vida y no me apena reconocer que con frecuencia lo olvido porque en momentos me siento tan cercano a ti que olvido la reverencia y el celo que debo guardar procurando estar siempre en tu presencia.
Ciertamente mi oracion de la mañana me ha dado mucho de que pensar hasta este momento (1:29 am). Que nada me parecerá mas amargo en esta vida que aficionarme a un Dios que me ama, sin ser conciente de su majestad. Que ver su mano asistiendome cada mañana no me genere costumbre sino asombro y agradecimiento. Que prometiendo ser mi amigo jamás le pueda yo rebajar a mi misma condición humana (porque ya sabemos que no eres 50% Dios y 50% Hombre sino totalmente Dios y totalmente hombre) porque seria la perdición de toda mi esperanza de salvación (nadie como yo me puede salvar, creanme… Yo me conozco).
Que cada mañana me despierte (continuaba mi oración) con hambre de ser maravillado, por cada amanecer, por cada respiro que doy, por cada abrazo que le doy a Yessica, por mi familia, por mis amigos. Que todo lo que provenga de ti jamás pierda el adjetivo “sublime”. Regalame Señor Jesucristo la gracia de nunca permitir que en mi vida lo sublime se vuelva cotidiano.
Amén!