De pequeño vino mi adicción a la televisión. Escucho a amigos que me cuentan que para ellos la televisión es su mejor somnífero Para mi es “algo que hacer”. He tenido conciencia de amanecer, sin ninguna razón viendo televisión. Películas, series, documentales, reality-shows, deportes. Veo de todo. Un recuerdo muy emocionante y a la vez extraño de mi infancia era ver a las nueve o diez de la noche en “Venezolana de Televisión”: ALFRED HITCHCOCK PRESENTA. Tenia entre 7 y 8 años.
Hice una pequeña investigación antes de escribir sobre esto. La verdad no se si alguien de mi edad pueda recordarlos o menos espero que los hubieran visto (porque presumo que yo era el único anormal entre mis amigos que en vez de estar viendo a los 7-8 años MAZZINGER Z o HUCKLEBERRY HOUND me quedaba hasta tarde para ver HITCHCOCK).
Se que esta de mas mencionarlo pero Sir Alfred Hitchcock fue el escritor, productor y director mas afamado que se recuerde del genero del suspenso. La música de entrada de la serie suena en mi cabeza mientras escribo esto. No recuerdo muchas de las historias pero hay una en particular que por esas extrañas cosas que suceden en el cerebro, se me quedo grabada y la recuerdo con una precision digna del autor del episodio… Es de la segunda etapa de HITCHCOCK PRESENTS en 1985… se llamo: The new Hitchcock Presents que era simplemente un “re-make” de la serie original que se televiso entre 1955 y 1962. Este episodio se llama FINAL ESCAPE. Lei que los padres de Hitchcock tenían profundas raíces católicas. No se con certeza si la formación religiosa influyo en el maestro del suspenso para escribir este episodio pero lo que el escribió, esta descrito en Jeremías 17: 5-6
Así dice el Señor:
¡Maldito el hombre que confía en el hombre!
¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza
y aparta su corazón del Señor!
Será como una zarza en el desierto:
no se dará cuenta cuando llegue el bien.
Morará en la sequedad del desierto,
donde nadie habita
Muchas veces en mi vida he sobre-valorado la amistad. No me refiero a la sincera, la duradera, la pura e incondicional que me han brindado los amigos de los que hablo en LA OFRENDA DE ABEL sino a los que la vida nos pone circunstancialmente cerca. Con aquellos con quienes he convivido por temporadas, en esta clasificación puede entrar cualquier cantidad de gente desde compañeros de trabajo, cooperadores en el servicio o hasta la propia familia incluso. Su permanencia en la vida suele ser efímera Hoy están .. y te convences que nada ni nadie en la vida te apartara de su lado y de repente… te descubres preguntándote que sera de la vida de el o ella. Me enseñaron que nunca debía maldecir… a nada ni a nadie. Era invocar la manifestación del diablo en la vida de quien uno maldice, punto. Cada vez que escucho que alguien cerca de mi pronuncia: maldito sea “fulano”… o maldición .. o maldita sea “tal cosa” un frío extraño me invade pues me incorporaron en la infancia un chip que rechaza con mi alma y con mi ser la maldición La palabra de Dios es pura, santa y verdadera. Si una maldición nuestra es fea… cuando es La Santa Palabra quien maldice, creo que no quedan lugar a dudas que Dios rechaza o siente repulsión por una persona o una situación.
Mi error muchas veces me ha costado grandes decepciones. He confiado y puesto todo mi cariño en un “amigo” que no me considero mas que un “compañero”, o solo un “conocido”. Las relaciones interpersonales son muy complicadas. Cuando crees aprender de una experiencia con alguien, aparece una situación similar y cuando estas listo a reaccionar o responder como te enseño la anterior resulta que vuelves a equivocarte.
En algún libro leí alguna vez: “Si realmente sabes lo que es la amistad, habrás perdido el corazón… porqué se lo habrás entregado a los demás” y en un buen sentido creo que es cierto. El problema no es, creo yo, convertirse en un exquisito catador de las amistades que descarta aquellas que se presentan sin ser 100% libre de riesgos (cosa por demás absurda pues tal cosa, no existe). Mi reflexión de hoy no pone bajo la lupa la amistad humana (entre seres humanos) sino exalta la amistad de Dios. La gente va a fallar. Martín Valverde recomienda que uno se prepare para eso… incluso invita a que uno se prepare para fallarse a uno mismo… o a los demás.
El argumento puede ser un poco macabro en comparación a los ejemplos que con anterioridad he utilizado. Pero la justificación tiene un peso inexcusable. Maldito el hombre que confía en el hombre… no lo digo yo. Lo dice mi Señor. Morara en la sequedad del desierto donde nadie habita.
Recuerdo que comencé con Hitchcock… terminaré con Hitchcock. La protagonista de la historia es una millonaria mujer sentenciada a prisión de por vida. Allí dentro procura maneras de escapar y conoce al sepulturero de la cárcel Ella le pide su complicidad en el escape a cambio de una ayuda, que según la trama, ni siquiera le hacia falta al pobre hombre. Como él no era requisado a la salida de la prisión cuando sacaba algún cadáver para enterrar, le propone a la mujer, meterse en un ataúd junto a un cuerpo que recientemente hubiera muerto para después del entierro, unas horas mas tarde, desenterrarla y dejarla libre. El desenlace es incontable, se puede resumir en “Maldito el hombre que confía en el hombre” “Morara en la sequedad del desierto donde nadie habita”.
Si hubiera algún otro fanático de Hitchcock y dispone de unos 25 minutos, este es el episodio.